A pesar de la complejidad de la situación actual, la industria enoturística constituye una gran oportunidad para seducir al turista nacional e invitarlo a redescubrir Chile. A medida que avancen las etapas de desconfinamiento, el enoturismo volverá a abrir sus puertas, ya que es una experiencia segura, no solo por la adopción de protocolos y medidas dispuestas por la actividad, sino que sus actividades se desarrollan en espacios abiertos y al aire libre.
Por Carlos Montoya Ramos
La industria nacional del turismo continúa siendo una de las más golpeadas por la pandemia y las restricciones sanitarias impuestas por la autoridad. El constante ir y venir entre fases de confinamiento total, en el Plan Paso a Paso, a otras de encierros parciales, dificulta el actuar de las empresas para planificar sus operaciones, incluso en el corto plazo.
En este complejo escenario, el sector enoturístico, o de turismo enológico, ha debido maniobrar con suma cautela, aprovechando al máximo las breves ventanas entre cuarentenas. Sin embargo, pese a las dificultades, los principales representantes del área mantienen el optimismo en que, cuando se liberen las restricciones sanitarias, el publicó volverá a recorrer las viñas, visitar restaurantes y, en definitiva, reencantarse con esta icónica actividad.
Enoturismo en tiempos de COVID-19
Hasta antes de la pandemia, había más de 150 viñas a lo largo y ancho del país que recibían visitantes. Hoy, muchas de ellas han cerrado temporalmente sus operaciones a la espera de que las condiciones mejoren, y así volver a ofrecer su variada y cercana propuesta: recorrer las instalaciones, realizar degustaciones con maridaje, dar un paseo en bicicleta, a caballo o ver el atardecer desde un mirador, entre muchas otras.
Alicia Ortiz, gerente general de Enoturismo Chile, explica que, en los tiempos que corren, donde la movilidad es compleja y salir al extranjero es casi imposible, “Chile es la alternativa, destinos de proximidad como los valles vitivinícolas son perfectos para visitas por el día o escapadas cortas de fin de semana. Por eso, queremos animar a los chilenos y chilenas a recorrer su territorio más próximo y redescubrir la magia de la producción de vino, el cuidado del medio en que se desarrolla, y aprender de los vinos y degustarlos. Creemos que ésta es la actividad perfecta para disfrutar en familia o con amigos sin correr ningún riesgo sanitario ni complejidad logística”.
En el norte del país, específicamente en la Región de Tarapacá, hace 15 años un equipo de la Universidad Arturo Prat viene desarrollando el proyecto Vino del Desierto, iniciativa que busca recuperar una tradición perdida en la zona: la vitivinicultura del desierto.
Marcelo Lanino, director del Proyecto Vino del Desierto, señala que como iniciativa trabajan en forma asociativa con emprendedores locales. Ejemplo de ello, es su alianza con Mercadito Rústico, entidad que funciona bajo un concepto de economía circular, gastronomía, souvenirs y otros rubros que potencian y generan un atractivo para quienes visitan la región. Sin embargo, con el regreso a Fase 2 y 1 actualmente se vieron obligados a cerrar.
No obstante, Lanino afirma que el enoturismo puede contribuir al repunte del sector ya que cuenta con la ventaja de que la mayoría de sus rutas son al aire libre y, por ende, seguras. “Cada ruta del Proyecto Vino del Desierto (dependerá de la viña), cuenta con el sello de confianza turística, lo que permite que el turista pueda disfrutar con todas las medidas sanitarias. Por otro lado, estamos arribando al Museo del Vino y Regional en Iquique, de manera de que, en estas instancias de cultura e historia, los turistas se incentiven, animen y entusiasmen por conocer la región de Tarapacá y especialmente, la ruta del vino”.
En la Región de Valparaíso, en el icónico Valle de Casablanca, el impacto de la pandemia ha implicado una importante disminución en los visitantes, los que en un año normal alcanzaban los 240.000, siendo un 70% de ellos extranjeros.
“Tuvimos un poco de actividad, entre octubre y diciembre de 2020, después, en Fase 2, las salas de ventas estaban abiertas y los visitantes podían comprar vinos, pero al pasar a Fase 1 todo cierra. Eso no solo ha afectado al enoturismo, también se han visto afectado el comercio asociado a las viñas”, relata Mario Agliati, presidente de la Asociación de Viñateros del Valle de Casablanca, entidad que cuenta con más de 27 asociados.
Sin embargo, Mario Agliati conserva el optimismo en el futuro. “El enoturismo va a seguir vigente. Nosotros estamos trabajando en un acuerdo de producción limpia con el gobierno, para lograr ser el Primer Valle Vitivinícola Sustentable de Chile. Estamos preparados, las instalaciones turísticas están, la gente está, y en el momento en que se pueda abrir lo haremos y ofreceremos paquetes, descuentos y ofertas especiales para la gente, para atraer al público interno. El enoturismo es una fuente de publicidad importante y el vino es de los pocos productos que tiene la marca país”.
Ya en la Región Metropolitana, la situación para las Viñas Enoturísticas del Valle del Maipo también ha sido compleja. La gran mayoría no ha podido enfrentar esta situación de la mejor manera, teniendo muchas que cerrar definitivamente el turismo, pese a las fases en que se encuentren cada una.
“Es por esto por lo que hemos tenido que reinventarnos para crear canales distintos, específicamente el online, donde las ventas han pasado a ser lo más importante, sin dejar atrás, campañas en redes sociales donde específicamente estamos trabajando la frase que tanto se usa: –Nos volveremos a encontrar-”, sostienen desde las Viñas Enoturísticas del Valle del Maipo.
Acto seguido, agregan que el desafío es volver con todo el próximo año. “Creemos que ya nuestro turismo estará más activo (tanto nacional como internacional) y estaremos firmes con toda la energía para volver a levantar el Enoturismo del Valle del Maipo”.
La Región del Libertador Bernardo O’Higgins es otra zona privilegiada para la producción de vinos de calidad mundialmente reconocida. Una de las viñas más importantes y antiguas en esta geografía es Viña Ravanal.
Para Carmen Paz Ravanal, gerente de marketing y parte del Directorio de Viña Ravanal, el enoturismo es una gran vitrina para el exterior, es un gran embajador de Chile, y es una actividad que involucra muchos agentes colaboradores, “ya que el turista que nos visita no solo se interesa por probar y aprender del vino, también en su visita le interesa comer productos locales, comprar artesanía de la zona y conocer la vida rural. De esta forma el Enoturismo potencia la gastronomía y artesanía local, el turismo rural y por supuesto al existir varias viñas en un mismo sector, permiten extender la visita a varios días, fomentado de esta forma la actividad hotelera”.
En este marco, en Viña Ravanal actualmente están enfocados en el mercado nacional. “Hemos hecho un amplio convenio con la Municipalidad de Placilla para incluir en nuestros tours recorridos por los monumentos históricos de la zona, de tal manera que el visitante pueda empaparse de la cultura local. Hemos implementado zonas de degustaciones en los jardines exteriores y recorridos en bicicleta que terminan en un picnic con vinos, adaptándonos a los protocolos de COVID-19. También tenemos tours gratuitos diariamente, con aforo limitado, para que la gente pueda conocer el mundo del vino. Finalmente hemos desarrollado degustaciones online guiadas, para acercar el vino a todos los hogares”, agrega Carmen Paz Ravanal.
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