Bajo el liderazgo de Rodrigo Otaiza, su propuesta combina un ambiente cosmopolita, tragos originales y un servicio dedicado a transformar cada visita en una experiencia sensorial inolvidable. Este nuevo espacio apuesta por la libertad, la creatividad y la calidad, con el objetivo de marcar un nuevo estándar en la vida nocturna de Santiago.
Por Carlos Montoya Ramos
En el cuarto piso del Hotel W Santiago, junto al restaurante Karai, abrió sus puertas Club Siete: un espacio que promete redefinir la vida nocturna capitalina con una propuesta vibrante, sofisticada y a la vez libre, pensada para un público exigente que busca calidad sin rigidez.
Más que un simple bar, Club Siete se presenta como una experiencia integral donde cada detalle, desde la música hasta el hielo en el vaso, están diseñados para sorprender. Al llegar, los invitados atraviesan un pasillo iluminado con luces envolventes y música cuidadosamente tratada en alta fidelidad, recibiendo una copa de espumante que anticipa lo que vendrá: un ambiente íntimo, cosmopolita y dinámico, donde se fomenta el movimiento, el baile y la conexión.
Rodrigo Otaiza, creador del proyecto y referente de la mixología nacional, resume su visión así: “Queríamos hacer un bar desordenado, donde la gente baile, se mueva y tome buenos tragos. Desde el inicio pensamos en un lugar donde se pudiera estar de pie, sin presentaciones exageradas, más foco dentro del vaso que fuera”.

Otaiza cofundó el mítico Siete Negronis, reconocido entre los 100 mejores del mundo por World’s 50 Best Bars, y ahora busca que Club Siete siga esa senda de excelencia y proyección internacional. Para ello, presentó su propuesta al Hotel W, para sumarse a su idea y convertir un antiguo espacio en un bar de primer nivel, con identidad propia y alma de fiesta.
El resultado combina la elegancia inglesa clásica con una estética contemporánea. Destaca su imponente barra central, el diseño cuidado de sus mesas para compartir, y una ambientación sonora a cargo de DJs rotativos que invitan a moverse con libertad. “Quisimos provocar, sorprender. No hacemos coctelería para mirar de lejos. Queremos que te emociones, que bailes con tu gin tonic en la mano, que te sorprenda el hielo o el aroma”, explica Otaiza.
Una propuesta que combina innovación y técnica
La carta de Club Siete es uno de sus grandes pilares, con una propuesta que combina innovación, técnica y un homenaje al pisco chileno. Está organizada en tres universos: cócteles de autor con recetas originales y creativas, una sección especial dedicada al pisco para resaltar su versatilidad, y una carta general que reúne destilados, licores, cervezas y opciones selectas de todo el mundo.
Entre sus creaciones más destacadas están el Pisco al hueso (con pisco de barrica, miel de huesillo gasificada y un toque de té lapsang souchong para un ahumado sutil) y el Moderno, un Old Fashioned reinterpretado con pisco macerado en piña y caramelo de granadina. Para los paladares más aventureros, el Expresso Tini ofrece un twist técnico: un Martini seco de café totalmente transparente, logrado mediante un fat-wash en aceite que conserva el aroma y sabor del café sin endulzantes.
Una innovación distintiva son sus hielos diseñados a medida, con formas, texturas y rellenos especiales que realzan cada trago, tanto en sabor como en estética. Todo con un servicio ágil, cálido y atento. “Hay mucho trabajo detrás de cada cóctel. Por ejemplo, los caramelos los hace Camila Fiol, una crack de la pastelería, y los hielos los desarrollamos en nuestro laboratorio especializado. Queríamos un producto cuidado y original”, destaca su creador.
Incluso pensaron en quienes no beben alcohol: la carta incluye cócteles sin alcohol que replican la misma estética y cuidado. “A mí me tocó dejar de tomar por casi dos años por un tema de salud, y me di cuenta de lo incómodo que es salir y dar explicaciones. Por eso hicimos tragos sin alcohol bien hechos, en copas lindas, para que nadie se sienta fuera”, dice Otaiza.
El equipo, energía y show
El ambiente de fiesta y celebración no depende solo de la música o el diseño, el equipo es parte esencial de la experiencia. Encabezado por Maxi, su jefe de barra, que venía de trabajar en un bar que estuvo en el puesto 36 del World’s 50 Best Bars, el staff no solo sirve tragos: interactúa, anima, baila y transforma la noche en un verdadero espectáculo.
“Armamos un equipo joven, rockero, con talento y actitud. Toman clases de baile, se suben al caño. Queremos provocar, sorprender, romper el hielo y darle vida al lugar”, cuenta Otaiza.
Proyección y futuro
Club Siete abrió en marzo de 2025, con una propuesta nocturna que funciona todos los días hasta las 4 de la mañana, y su meta es consolidarse como uno de los mejores bares de Santiago, proyectándose a su vez al circuito internacional.
“Estamos pasando por un momento complejo para la industria: muchos bares cerraron o se están reinventando. Pero también es una oportunidad para los que se atreven. Queremos sumar a más gente que mueva la noche chilena con nuevas propuestas, con más calidad y menos estereotipos”, afirma Otaiza.
Así, el Hotel W suma a su oferta un nuevo espacio que no solo busca atraer a celebridades o ejecutivos, sino también a amantes del buen vivir que valoran la autenticidad, el diseño y la coctelería de alto nivel. Club Siete es, en palabras de su creador, “el siguiente paso en la evolución de la noche en Santiago: un lugar donde se respira calidad, se vibra con libertad y cada cóctel cuenta una historia”.
Club Siete
www.clubsiete.com
Isidora Goyenechea 3000, piso 4
contacto@clubsiete.com