Ingeniero Civil de la Universidad Católica, y empresario, desde el año 2020 Pedro asume la administración de la propiedad agrícola de la familia. Su padre desarrolló el área basada en un gran amor a los vinos y espumantes a los que se dedicaba su familia en su infancia.
– ¿Qué es lo que más te apasiona de trabajar en la viña?
-Elaborar un producto de calidad utilizando procesos artesanales en uso desde el siglo XVI.
– ¿Qué dificultades has tenido que sortear?
-El ingreso de un producto nuevo y artesanal al mercado nacional es un proceso lento y costoso, pero el producto ha tenido una buena aceptación en el mercado luego de más de 6 años disponible. Entre el año pasado hemos desarrollado nuevas líneas de producto para abarcar un mercado mayor.
– ¿Qué diferencial posee la viña?
– Es una viña boutique, ejecutamos en nuestro campo todo el proceso de elaboración del vino desde el cultivo de las uvas hasta la venta del producto terminado, no compramos uvas a terceros y tenemos una producción muy pequeña que permite mantener un alto nivel de control y calidad.
– ¿Está inserta en el canal horeca?
-No por ahora.
– ¿Cuál es su vino premium?
– Todos nuestros vinos son premium. Sin embargo, de las tres líneas de espumantes con las que contamos, la diferencia radica principalmente en el tiempo de guarda en botella antes del degüelle. La línea Dussaillant-Lehmann Brut tiene una guarda de al menos 30 meses, luego viene la línea Mañio (Extra-Brut), con 18 y finalmente la línea Nikita Brut con 12 meses.
– ¿Tuvieron algún lanzamiento recientemente?
-Estamos en este minuto lanzando la línea Mañío que además del espumante Extra-Brut incluye vino blanco variedad Gewurztraminer y Chardonnay.
– ¿Cuáles son tus próximos desafíos dentro de la viña?
-El principal desafío es posicionarnos en el mercado, aumentando nuestras redes de distribución y enfocarnos en mejorar continuamente los procesos y la calidad del producto que ofrecemos.