- Más de un siglo de vida posee este emblemático postre, creado por la ama de llaves de Eusebio Lillo, autor de la letra del himno nacional de Chile, y que hace 25 años su bisnieto, Juan Carlos, ha continuado elaborándolo con la receta genuina. Un postre que ha traspasado distintos hitos de nuestra historia y que este año cumple un nuevo aniversario, siendo parte del patrimonio gastronómico de nuestro país.
Por Daniela Salvador Elías.
Fotos: María Jesús Ossa
Si hay un producto que es parte de nuestra cultura gastronómica, que ha traspasado generaciones y sigue manteniendo su receta intacta creada en 1890, es el postre Dulce Patria, nombre que se le dio en alusión a la letra de nuestro himno nacional escrito por Eusebio Lillo, y que fuera creado por Juanita, la empleada que tenía en ese tiempo.
Este año, este refinado y sabroso postre cumple 135 años. Más de un siglo de vida que hoy podemos disfrutar gracias a su bisnieto Juan Carlos Lillo, quien hace 25 años elabora el postre, que actualmente también se ha transformado en bombones de chocolate con relleno de Dulce Patria.
Sus ingredientes forman una delicada crema con reminiscencia a amaretto en base a almendras cortadas a mano en juliana, azúcar, coñac, agua, huevos y diversas especias. Sin duda una delicia que ha traspasado distintas generaciones, y que hoy muy orgullosos podemos contar con una preparación de receta francesa que mezcla productos locales chilenos.
Además, es un producto sin gluten ni lactosa que, en su tradicional envase de vidrio, se conserva más de un año cerrado en despensa. Una vez abierto, puede mantenerse por 3 meses en el refrigerador.
Dulce Patria se sirve en copa, unos 80 gramos por persona, decorados con crema o yogurt. También se emplea para rellenar tortas, pasteles, bombones y panqueques. Los quesos son un excelente aliado para compartirlos con un vino blanco seco.
Hoy Juan Carlos posee una cartera de 1500 clientes, dentro de los cuales hay hoteles y restaurantes muy renombrados de Santiago como Peluquería Francesa, Giratorio, Caramaño, The Jazz Corner y Los Vascos.
“Es un postre que se destaca por sus ingredientes e historia, por su manera de servir originalmente”, indica Juan Carlos Lillo.
Un poco de historia
Fue en 1890 cuando Juanita, la otrora ama de llaves de Eusebio Lillo -amante de los dulces- creó el postre Dulce Patria, en agradecimiento a Eusebio, su patrón, quien la llevó a París para que se perfeccionara en repostería. Juanita, quien estuvo un año en el país galo, se graduó con los máximos honores, dejando encantados a los franceses, a quien enseñó a cocinar platos chilenos como el curanto.
De acuerdo a Juan Carlos, su bisabuelo planificó este viaje, ya que encontraba que los postres en Chile eran sabrosos pero burdos, y no eran finos.
Cuando volvieron al país, ambos hicieron un pacto que consistió en que mientras Eusebio estuviera vivo, no podía faltar el postre Dulce Patria en la casa.
Un postre que nació en la Bélle Époque o Bella Época, período que floreció principalmente en Francia y Europa, que se caracterizó entre otras cosas por un florecimiento cultural y artístico, además de alimentos sin aditivos ni colorantes. Chile no estuvo ajeno. Las personas con mayores recursos tenían un nivel más elevado de vida, por tanto, el servicio en la casa comprendía numerosos empleados, y ahí Juanita llegó a ser la ama de llaves.
Al fallecer Eusebio, Juanita quien era muy querida por la familia, traspasó la receta a una nieta de Eusebio, quien a su vez se la transmitió a la madre de Juan Carlos. Luego ella se la entregó a su hijo. Un dato importante es que es este traspaso fue oral, ya que la receta nunca se escribió.
Juan Carlos hace 25 años vivió un momento económico difícil, y fue ahí cuando decidió comenzar a elaborar el producto con la receta que le había dejado su madre.
Un postre lleno de historia y momentos difíciles desde la revolución de 1891, la primera Guerra Mundial en 1914, hasta la Pandemia del Coronavirus. Sin embargo, este emblemático postre ha salido adelante y este año en septiembre celebrará sus 135 años de existencia junto a los 25 de creación de la pyme familiar.
El impacto de Dulce Patria
“Cuando falleció mi tía Raquel, quien fue la primera persona en heredar la receta, una sobrina nieta que era un poco clarividente frecuentó la casa donde vivió mi bisabuelo Eusebio con una persona experta en lectura del tarot. Esta persona se lo leyó a mi madre, a quien dijo que heredó algo importante sin saber qué podía ser. También me lo leyó a mí, y me dijo lo mismo”, señala Juan Carlos. Sin duda esta herencia fue este emblemático postre que gracias a Juan Carlos podemos seguir degustándolo, regalándonos una parte importante de nuestra historia.
“Cuando comienzo a tomar conciencia de lo que tenía, empecé a revivir el postre, lo que me ha permitido tener una buena vida”, indica Juan Carlos, quien todos los días elabora el postre para sus clientes, tiendo una alta demanda en fechas importantes como septiembre y las fiestas de fin de año.
Actualmente la marca Dulce Patria está patentada y tiene propiedad intelectual. Juan Carlos escribió dos libros que mezclan hechos de nuestra historia con el postre, convirtiéndose en una fuente de inspiración para las actuales generaciones de cocineros. Sin ir más lejos, el libro es parte del Museo De Colchagua, financiado por Hotel Santa Cruz y el Museo de Bellas Artes, entre otros.
Hoy Dulce Patria está presente en bombones, y diversas preparaciones. Además, se está abriendo a nuevos proyectos, todo con el fin de seguir deleitando los fieles paladares y seguir conquistando a las nuevas generaciones.
Dulce Patria
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